Madera, tela, cuentas, cuerda, maíz, tachuelas, casquillos de bala, cadenas de metal. 24x19x20,5 cm
Colección Víctor Bandeira
Museo Nacional de Etnología, Lisboa
Podríamos decir que es una Barbie angoleña, aunque con algunos matices diferenciadores.
Museo Nacional de Etnología, Lisboa
Los materiales para su confección son muy diversos. En este caso el maíz se relaciona con el doble papel femenino de las mujeres Ambo, madre y granjera. Pero también podemos ver en ella casquillos de bala que igualmente forman parte de la cotidianidad de estas familias.
Ningún menor angoleño nacido a partir de 1975, año de la independencia de Portugal, ha conocido su país sin guerra.
Sobre todo en los años 80 e inicios de los 90, eran raptados niños desde los 10 años y mujeres con bebés para ser utilizados como porteadores para cargar las municiones y en los asaltos a las aldeas transportar lo robado. Según la Children´s Fund, se estima que cada soldado disponía de 3 ó 4 menores a su servicio.
No se si las muñecas acompañaban también estas tareas pero nada tienen que ver con nuestra idea de juego
No hay comentarios:
Publicar un comentario